Residencia Atizapán

En un entorno donde la disponibilidad de espacio en la ciudad es un bien preciado y los costos de propiedades e inmuebles se han elevado considerablemente, las ampliaciones de viviendas familiares se erigen como la respuesta adoptada por las nuevas generaciones para abordar estos desafíos.

El proyecto en cuestión abraza la concreción de una vivienda para una familia joven, y su premisa principal radica en la incorporación de esta en un terreno familiar. Enfrentando una topografía singular, ya que se encuentra en la cúspide de un cerro, el terreno se caracteriza por una marcada inclinación, con acceso ubicado en la parte alta.

En LAR, reinterpretamos la topología del terreno, transformando lo que podría haber sido un obstáculo en un punto a favor. Diseñamos el área pública (sala, comedor, cocina y estudio) a nivel de la calle, mientras que el área privada (recámaras) se despliega un nivel más abajo. Este enfoque nos brindó la oportunidad de conferir mayor altura al área pública, generando una sensación de amplitud que supera las apariencias. A esto se suma la incorporación de ventanales de piso a techo, aprovechando la ubicación en la cima del cerro que ofrece una vista panorámica de la ciudad. Este detalle magnifica visualmente el espacio, expandiéndolo a los horizontes urbanos.

Por otro lado, la zona privada yace en equilibrio con el jardín familiar, ubicada al mismo nivel. Siguiendo la orientación de la casa, los rayos del sol dibujan un juego poético al filtrarse a través de las cortinas, y al abrirlas, se desvela un jardín que evoluciona en un punto de encuentro y convivencia, conectando a las familias que comparten un mismo terreno.

Este proyecto, más que una respuesta arquitectónica, encarna una narrativa de adaptación y creatividad, un ejemplo palpable de cómo la visión puede transformar desafíos en oportunidades y fusionar la funcionalidad con la poesía del entorno.